Desde hace un tiempo, se habla de la atracción y fidelización del Talento en las empresas. Mires por donde mires, hay un post, una noticia, un evento que nos habla de ello; de lo importante y a la vez difícil, que es hoy en día, que los profesionales cualificados se queden y permanezcan en una misma compañía durante toda su vida laboral. Pero, si ya partimos de esta información, ¿Por qué desde la empresa no ayudamos a que este tiempo sea el mayor posible?, ¿Por qué dejamos que ocurran siempre las mismas cosas en vez de cambiarlas?
Mi opinión acerca de este tema, es que las empresas pueden hacer muchas más cosas de las que hacen para atraer y fidelizar al Talento. Hoy os voy hablar de una de esas cosas, y es un proceso tan importante como es la acogida, bienvenida o como se llama actualmente, “On-boarding”.
El primer contacto con la empresa, la primera impresión, lo que ocurra en ese momento, son una mezcla de sensaciones que el trabajador nunca olvidará. Este momento puede ser algo positivo o negativo, que derivará en acontecimientos futuros. Esta primera impresión puede valer más que mil palabras y puede tener una gran influencia en lo que los trabajadores piensen de su empleador a corto y largo plazo.
Por dar un dato estadístico, diversos estudios han comprobado que un empleado decide si su futuro será más o menos largo en la empresa en las dos primeras semanas de estancia en la misma. En esa valoración, la impresión del primer día es crucial. A pesar de ello, un porcentaje elevado de profesionales concluyen que en su primer día de trabajo en una nueva empresa, sus expectativas sobre la organización bajaron respecto a lo que pensaban de ella durante el proceso de selección.
Como millennial que soy, reconozco abiertamente que he pasado por varias empresas, algunas de la más importante a nivel nacional, donde para mi sorpresa, la mayoría no dispone de un plan de acogida formalizado. Y desde mi opinión, ¿Qué se puede esperar de un trabajador que “sueltan” (perdón por la expresión) en un puesto de trabajo? Sin una presentación previa al equipo, sin un recorrido por las instalaciones, sin unas pautas de actuación… ¿con 5 minutos de explicación se puede saber todo? Esto es real, varias empresas con capital económico alto que pueden permitirse un proceso de acogida excelente, inolvidable para todos sus trabajadores nuevos… Ni si quiera se lo plantean. ¿Y que esperan?…que esos profesionales estén comprometidos con el proyecto de la empresa para siempre…, si los cimientos son esos es difícil que el resto sea mucho mejor; Se producirán fallos en todas las fases posteriores. Es por ello que un proceso de bienvenida a la que muchas empresas prestan escasa atención, puede ser un motivo de atracción para el profesional.
El On-boarding puede plantearse de diversas formas, puede tener mil y una configuraciones. Pero yo creo que debe cubrir mínimo tres áreas:
El contexto de la empresa, misión, visión, sus objetivos y su posicionamiento. Esto le ayudará a situar a su nueva organización.
El contexto del puesto, que se espera de la persona que cubra ese puesto, que expectativas debe cumplir, funciones, organigrama…Esto le ayudará a situarse en un puesto en concreto en la empresa.
Y el contexto cultural, como es el día a día en la empresa y que valores son los primordiales, que marcan y condicionan sus comportamientos.
Si al menos, estás áreas están cubiertas antes del día de la incorporación del trabajador, su visión acerca de la empresa será muy distinta de un trabajador que como he dicho antes, han “soltado” sin más en medio de la selva.
Otra parte del proceso de On-boarding que no debemos pasar por alto, es el primer día, el día que va a incorporarse ese profesional a nuestra empresa. Por lo que si estamos ante una pyme, deberíamos invertir parte de nuestro tiempo en recorrer toda toda la empresa enseñándole nuestras instalaciones y presentando al recién llegado formalmente a todo el equipo. Si no es viable por la cantidad de personas que la componen, se pueden mostrar las instalaciones y solo presentarle a las personas que componen el departamento al que va a pertenecer.
No creo que sean acciones difíciles, simplemente las empresas deben empezar a valorar ciertos comportamientos que son importantes y que puede marcar el futuro de la persona en la empresa y su visión sobre la misma.
La sonrisa es la forma universal de decir ¡Bienvenido a mi empresa!
Beatriz Martínez
Recruiter y Consultora de RRHH en Brandty