“Temo el día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad”
Albert Einstein
¿Cómo es o debería ser el liderazgo en estos tiempos de cambios tan vertiginosos?
En primer lugar, reconectando con la definición de liderazgo que defiende uno de los mayores expertos en la materia, Juan Carlos Cubeiro, como “la capacidad para influir decisivamente en los demás”. Esta influencia depende, según indica este autor, en un 90% de la IE, es decir, de la Inteligencia Emocional.
Así pues, la IE, es la capacidad para gestionar nuestras propias emociones y las de los demás. Dentro de la IE se encuentran; la autoconciencia y la autorregulación emocional, las habilidades sociales e interpersonales (comunicación, empatía, manejo del conflicto…).
A partir de aquí, ¿Qué retos afronta el/la líder en un entorno que acelera el cambio y se ve impactado por una transformación tecnológica constante? ¿Cuál es el terreno de juego en el que operan estas cualidades esenciales del liderazgo? Vamos a centrarnos en las 5 que considero más relevantes.
- Foco: En esta “era de la distracción” el líder tiene que ser capaz de autorregular su atención. Según algunos de los últimos estudios publicados, los adolescentes sólo son capaces de concentrarse en una tarea durante sesenta y cinco segundos, mientras que los adultos apenas pueden aguantar tres minutos. Un líder debe decidir, cada día, qué es lo importante y centrar su atención en ello, guiando al equipo hacia unos objetivos claros y compartidos.
- Aprendizaje constante. El líder debe dedicar, al menos, un 25% de su jornada laboral a aprender y a conocer cómo las nuevas tecnologías pueden aumentar la competitividad del negocio y mejorar la experiencia de empleados, clientes y usuarios.
- Pensamiento crítico. La IA es un potenciador de nuestra capacidad de procesamiento de la información pero la toma de decisiones es una cualidad humana que requiere de la consideración de múltiples aspectos y de algo que llamamos intuición (conocimiento y experiencia implícita). El líder tiene que disponer de tiempo y energía para PENSAR y evaluar el impacto de las decisiones no solo a corto sino a largo plazo.
- Conversar. Una IA no puede hacerlo aunque lo parezca. La capacidad de establecer relaciones y comunicarnos es únicamente humana y es sólo a través de ella que podemos conectar realmente con los otros. Estamos más “desconectados” que nunca de nuestra verdadera naturaleza, como apunta Johan Hari en su brillante libro “Las conexiones perdidas”. El liderazgo se ejerce siendo capaz de tejer una red de personas que se comprometen con un proyecto y están dispuestas a dar lo mejor de sí mismas. La comunicación es el hilo que lo conecta todo.
- Cuidarse y cuidar. Estamos alcanzando los niveles más altos de bajas por trastornos mentales y emocionales, muchos de ellos derivados de las condiciones de trabajo (burnout o estrés entre los más frecuentes). El líder debe trabajar su autocuidado y ser el primer ejemplo de equilibrio entre las diferentes facetas de la vida. Una persona feliz es hasta 8 veces más productiva que una persona estresada. Cuidar al equipo, ofreciendo un abanico de opciones de bienestar (flexibilidad, teletrabajo, respeto a las circunstancias vitales, formación, desarrollo profesional y personal, seguridad psicológica y emocional…) es la garantía para atraer y fidelizar a un equipo.
Sin duda, la ética, la coherencia de valores, un propósito claro… son cualidades del líder más necesarias que nunca en un mundo donde la tecnología nos ofrece tantas oportunidades como dilemas que debemos ser capaces de resolver.
¡Qué en tiempos de IA, potenciemos nuestras capacidades genuinamente humanas más que nunca!