Estamos a punto de agotar los 31.622.400 segundos que han pasado en este memorable año 2020. ¡Qué ganas teníamos! Es que, recientemente, he leído titulares periodísticos muy catastróficos que resumen el año del siguiente modo: “2020, España en cuatro palabras: muertos, paro, hambre y soledad”. No es que esté mal definido, pues no se equivoca, pero me gustaría que lo viéramos desde otra faz, una más positiva. Comencemos con el descubrimiento y las primeras inyecciones de la vacuna contra la Covid-19. Y sigamos con todo lo que nos ha hecho y obligado a aprender.
Este año no nos lo ha puesto nada fácil. Creo que el propio instinto de supervivencia del ser humano nos ha impulsado a reaccionar y combatir la fatídica situación de la mejor forma que podíamos esperar.
En un plano personal, el confinamiento y la distancia social nos ha concedido un espacio para la reflexión, incluso sobre aquello de lo que ni nos constaba su existencia (nuevos sentimientos, apreciaciones, replanteamientos profesionales…), nos ha permitido reaccionar a tiempo, y nos ha detenido las horas para poder disfrutar de y con nuestra familia, amigos o pareja. También, nos ha ayudado a trabajar diversos aspectos de nuestra inteligencia emocional. Ante una época de vulnerabilidad económica, social y sanitaria, desarrollar cualidades como la empatía, la automotivación o la práctica de la introspección, es dar el primer paso para afrontar la adversidad.
Y, sorprendentemente hemos descubierto nuevos talentos o hemos puesto en práctica aquellos más ocultos. ¿Has decidido presentarte a la próxima temporada de MasterChef? ¿Vas a emprender y vender online todo aquello que has elaborado artesanalmente? ¿O por fin vas a apuntarte a clases de ajedrez tras ver “Gambito de Dama”? Mejor, ¡la escritura es lo tuyo y quieres probarte como copywriter! En definitiva, la mayoría de las personas han sacado a relucir sus habilidades, otras las han desarrollado, y otras han desaprendido las propias para adaptarse a la nueva realidad.
Por otro lado, en el plano profesional, hemos tenido que reinventarnos. Si, por cualquier motivo, has perdido tu puesto de trabajo, la formación online o el asesoramiento profesional (coaching, en marca personal u orientación laboral), habrán sido de tus principales acciones para trazar tu nueva ruta profesional y potenciar tu empleabilidad. ¡Ojo, no los descuides aun cuando encuentres un nuevo proyecto profesional! Si, afortunadamente, has conseguido o conservado tu trabajo, te has beneficiado por adelantado de todo el proceso de transformación digital que iban a experimentar las organizaciones y sus colaboradores en un futuro nada lejano. Has asumido nuevas tareas, nuevas responsabilidades, has apoyado a otros compañeros, has aprendido a teletrabajar, a utilizar diversos dispositivos digitales, a gestionar a tu equipo en remoto, a manejar y crear presencia en redes sociales, a exponer a través de una pantalla, a trabajar rodeado de familiares y mascotas, y a trabajar con presión y miedo al contagio sin dejar de transmitir confianza. Ahora, eres una persona con una mayor capacidad de flexibilidad para las etapas de cambio.
En el caso de las empresas, muchas de ellas se vacunaron inmediatamente tras estallar la crisis: la vacuna del optimismo, la energía y la esperanza, sin fase previa de investigación, con un proceso de desarrollo consistente en la improvisación y con unos cuantos efectos secundarios… Todo ello gracias a sus equipos humanos, a las personas que las integran y que apuestan por su progreso. En este sentido, las compañías, a pesar de haber sufrido pérdidas de recursos (físicos, financieros y humanos), han descubierto en sus colaboradores ya comprometidos y altamente fidelizados con su misión, visión y valores, un motor de avance y supervivencia. Por supuesto, no hay que olvidar su lucha por mitigar los efectos de la pandemia (donaciones, puesta a disposición gratuita de sus servicios…).
Solo concluir con la importancia de hacer este balance alentador. Mañana, en un año nuevo, realmente la situación será igual a la de hoy, si bien es una excusa perfecta para tomar actitud, predisposición, ilusión y ganas de comernos el ansiado 2021.
¡Feliz año nuevo!
Sandra Prieto
Consultora de Selección en Brandty