Las circunstancias extraordinarias que estamos viviendo, como es el caso de la pandemia provocada por el Covid-19, hace que muchas veces tengamos que replantearnos la forma de trabajar en las empresas. Determinadas profesiones que hasta el momento habían sido menos valoradas o incluso relegadas a un segundo plano, frente a otras más llamativas, de repente se convierten en prioritarias y pasan a un primer plano. Es evidente que la incertidumbre de lo que sucederá en los próximos meses, es más que evidente. Esto hace que el término VUCA, al que muchos expertos venían haciendo referencia desde hace algún tiempo, sea motivo de radiante actualidad.
No obstante esta circunstancia hace que al igual que en anteriores crisis, siempre haya personas y empresas que descubran nuevas oportunidades, allí donde otros solo encuentran problemas. Predecir que va a ocurrir es complicado y probablemente si dijera lo contrario, sería un temerario o un loco, pero sí que creo una cosa y es que la colaboración entre personas, empresas y el trabajo en equipo se va a convertir en una oportunidad para muchos. Especialmente para todos aquellos, que sean capaces de ver las oportunidades que esta nueva realidad aún por descubrir, va a propiciar y que distan mucho de la competitividad entre las partes y de relaciones en las que para que yo gane tú tienes que perder.
Ahora más que nunca será imprescindible que en las empresas, no hayan profesionales, ni grupos, ni tan siquiera equipos. Se hace imprescindible subir un peldaño en la escalera organizacional y que todas las personas que trabajan juntos, se comporten como una auténtica familia, en la que cada miembro cumple una función y donde lo que les une es un sentimiento, un propósito todavía más profundo si cabe.
La lección que nos ha dado el Covid-19, es que no podemos seguir viviendo ni trabajando de forma individualista y muchas veces egoísta. El problema no es tan solo un tema sanitario, es también un problema de valores a mi modo de ver como sociedad. Como señalaba el actor Al Pacino en la película “Un Domingo cualquiera” hacia el final de la misma, cuando reúne a su equipo en el vestuario, para realizar un discurso motivacional a este y que se está jugando el campeonato: “Sres. ha llegado el momento en el que o ganamos como equipo, o morimos como individuos, no hay más” y esta sin lugar a dudas, va a ser una de las oportunidades que hará que muchos profesionales y empresas sobrevivan o no a la nueva realidad.
Hemos visto numerosas muestras de solidaridad estos días, desde particulares que dedicaban su tiempo y esfuerzo realizando mascarillas, otros ayudando a los mayores a realizar la compra, vecinos animando a otros vecinos a los que muy probablemente, ni tan siquiera conocían hasta este confinamiento. Y qué decir de las empresas que poco a poco y progresivamente, se han ido sumando a la lucha contra el Covid-19, algunas realizando donaciones, otras transformando su sistema productivo para producir geles, batas, mascarillas, etc. y así una gran cantidad de ejemplos, que nos demuestran que cuando se trabaja en equipo todo es posible.
Pero ¿qué es lo que ha hecho que todas estas muestras de solidaridad hayan aparecido y de repente hayamos visto imágenes tan bonitas como las que policía y guardia civil han protagonizado con los Mossos de Escuadra? Relación que a veces ha visto cuestionada por algunos y sin embargo han sido capaces de dejar a un lado sus rencillas para trabajar en equipo. ¿O el nuevo concepto que todos los españoles tenemos ahora de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado y que hasta ahora era muy parcial?. La respuesta es evidente, la existencia de un único propósito mayor.
Tener un propósito que esté por encima de ir a trabajar, cobrar a fin de mes, captar más o menos clientes, vender más o menos unidades de un producto, e incluso facturar varios miles de millones de euros, está bien pero es insuficiente para el nuevo escenario que se nos avecina a todos.
Las personas nos movemos fundamentalmente a partir de dos emociones el miedo y el amor. El miedo tiene un recorrido muy corto, al margen de que si bien es cierto que en un principio puede hacer que te muevas, también te paraliza, disminuye la creatividad, el compromiso, la confianza y un largo etcétera. Pero el amor, el amor mueve montañas, nuevamente tenemos claros ejemplos estos días.
Crear lazos de unión y sentimientos que provoquen que uno esté dispuesto a darlo todo, por ese líder o esa empresa para la que trabaja es posible y ahora además imprescindible. Es posible enamorar, es posible encontrar una vacuna en las empresas que nos cure del individualismo, del egoísmo, de todo eso que nos ha llevado hasta esta situación. Una vacuna que por el contrario genere pasión y compromiso al más alto nivel.
Pues bien, ¿te gustaría saber cómo fabricar esa vacuna?. Pues lo tienes muy fácil: Javier nos lo contó en nuestro Webinar «Equipos de Trabajo en tiempos de crisis», que tuvo lugar el pasado mes de abril. Puedes verlo aquí:
Javier Giménez Divieso
Directivo senior con más de veinte años de experiencia en diferentes unidades de negocio nacionales. Trabaja actualmente como Formador, Mentor, Conferenciante, Coach Ejecutivo y Equipos certificado por ICF.