En las últimas décadas hemos experimentado las consecuencias de diversas crisis económicas y sociales, que han producido cambios en nuestros entornos profesionales y en nuestro mercado laboral. Pero, quizá, todos coincidamos en que la crisis sanitaria, económica, social y medioambiental producida por el coronavirus ha puesto de manifiesto que el orden mundial ya no será como antes.
En este nuevo paradigma, y ante los complejos retos que se nos presentan, como siempre podemos ver la situación como un grave problema, o bien como una oportunidad para poner en valor nuestro expertise y nuestra posición en la compañía.
Hoy me gustaría hablaros de la evolución de la figura del Director de Personas, bajo mi experiencia vivida en ese puesto en diferentes organizaciones a lo largo de mi trayectoria profesional.
A lo largo de los años, la posición del Gestor o Director de Personas ha ido transitando desde un estadio inicial más centrado en la gestión administrativa u operativa de los RRHH, a otro más enfocado hacia la gestión estratégica de los RRHH. Considero que este nuevo entorno o nueva realidad nos debe llevar a plantearnos un rol mucho más enfocado en la gestión estratégica de personas y negocio. El Director Corporativo de Personas debe crecer en conocimientos del negocio, y en la aportación de valor de forma transversal en todas las áreas de la organización, erigiéndose como el motor de la estrategia global de una empresa a corto, medio y largo plazo. Para ello, es fundamental ganar peso en los Comités de Dirección, formando el corazón del mismo, junto a los CEOs y Directores Financieros.
FUNCIONES DEL DIRECTOR DE PERSONAS
Entre las funciones de más importancia a desarrollar por el nuevo rol del Director de Personas destacaría:
- Rediseñar los puestos de trabajo, flexibilizando los mismos y adaptando los mismos hacia las necesidades de un organización más horizontal y basada en el trabajo colaborativo y la inteligencia colectiva.
- Facilitar un marco legal y organizativo que promueva la reducción de costes y estructuras fijas, a través de diversas figuras colaborativas (freelance, fijos discontinuos, outsourcing, etc.).
- Atraer el talento a través de generar entornos de trabajo y propuestas de valor atractivas para las nuevas generaciones.
- Fortalecer tu marca empleadora para fidelizar el talento interno a través de políticas retributivas, de conciliación y de desarrollo profesional.
- Ser el promotor de la digitalización y la agilidad en la organización.
COMPETENCIAS DEL DIRECTOR DE PERSONAS
De igual modo, las competencias que consideramos más interesantes para este nuevo rol serían:
- Visión estratégica.
- Motor y generador de cambios.
- Liderazgo inspirador.
- Resiliencia y gestión de la adversidad.
- Toma de decisión ágil y eficaz.
- Eficiencia y orientación a resultados.
- Innovación.
- Creatividad y transformación digital.
VALORES DEL DIRECTOR DE PERSONAS
Por último, entre los valores más apreciados para este profesional citaríamos:
- Transparencia.
- Integridad.
- Valentía.
- Colaboración.
- Salud y bienestar.
- Diversidad.
- Sostenibilidad.
- Optimismo.
Y tú como profesional de la gestión de personal, ¿cuál es tu porcentaje de afinidad con este nuevo rol?
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Guzmán Martínez.
Director General en Brandty