Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de la mitad de la población mundial está trabajando y el 15% de ella sufre algún trastorno mental.
Sin el apoyo adecuado, los trastornos mentales u otras afecciones de salud pueden impactar diversas áreas del ámbito laboral de una persona, afectando su seguridad, identidad en el trabajo, capacidad de rendimiento, niveles de absentismo y estabilidad en el empleo.
Ante esta realidad, tanto los gobiernos como las empresas tienen la responsabilidad de velar por la salud física y mental de los trabajadores, garantizando así la igualdad de oportunidades en el entorno laboral.
¿Qué relación tiene el burnout con la salud?
El burnout ha sido reconocido en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) como un fenómeno ocupacional, aunque no se considera una condición médica en sí misma.
Se define como un síndrome derivado del estrés crónico en el trabajo que no ha sido gestionado de manera eficaz.
Se caracteriza por tres síntomas principales:
- Cansancio emocional: el trabajador se siente agotado y sin energía, lo que le dificulta responder adecuadamente a las demandas laborales.
- Despersonalización: desarrolla actitudes negativas hacia clientes y compañeros, reflejándose en una interacción deshumanizada.
- Falta de realización personal: experimenta una sensación de incompetencia y valora negativamente sus logros, lo que puede llevar a una baja autoestima, aislamiento en sus tareas y aumento de la irritabilidad.
Otros síntomas incluyen una comunicación deficiente, bajo rendimiento, comportamiento agresivo, dificultad para concentrarse, dolores de cabeza, insomnio y taquicardia.
¿Cuáles son las principales causas del burnout?
Factores personales: si bien no existe un perfil único de trabajador propenso a sufrir burnout, ciertas características pueden aumentar la vulnerabilidad: personas conformistas, inseguras, dependientes, con baja autoestima o con un alto nivel de perfeccionismo tienden a experimentar mayores niveles de estrés. Además, cuando las expectativas laborales no coinciden con la realidad del puesto, el riesgo de ansiedad y agotamiento se incrementa.
Factores organizacionales: se considera que el entorno de trabajo y las condiciones laborales son los principales detonantes del burnout. Entre los factores organizacionales que pueden contribuir a su desarrollo se encuentran:
- Altos niveles de estrés prolongado.
- Carga de trabajo excesiva.
- Falta de autonomía en la toma de decisiones.
- Relaciones laborales deficientes.
- Ausencia de apoyo por parte de la empresa o liderazgo.
- Insuficiente formación para desempeñar las tareas asignadas.
En definitiva, el ambiente laboral juega un papel crucial en la aparición de este síndrome.
¿Cómo prevenir el burnout en mi empresa?
Para evitar el desgaste laboral, las organizaciones pueden implementar estrategias que favorezcan el bienestar de sus equipos:
- Promover un entorno de trabajo saludable: fomentar la colaboración y la transparencia en las relaciones laborales contribuye a generar un ambiente de apoyo y confianza.
- Capacitación y desarrollo profesional: brindar formación y oportunidades de crecimiento aumenta la competencia profesional y la satisfacción en el trabajo.
- Equilibrar la carga de trabajo: definir tareas de manera clara y distribuirlas de forma justa ayuda a establecer expectativas realistas sobre el desempeño esperado.
- Reconocer y valorar el esfuerzo: proporcionar feedback positivo y, en algunos casos, incentivos económicos o sociales, refuerza la motivación y el sentido de logro del trabajador.
- Fomentar pausas activas y tiempo de descanso: el descanso es esencial para recuperar energía física y emocional, permitiendo a las personas volver a sus funciones con mayor motivación y productividad.
Implementar estas medidas no solo beneficia la salud mental de los trabajadores, sino que también mejora el desempeño organizacional y fortalece la fidelización del talento.