Teniendo en cuenta el panorama social y económico caracterizado por la incertidumbre y la mayor exigencia de un mercado que destaca por la fugacidad de sus participantes, es probable que ya te hayas familiarizado con este concepto, o que hayas oído hablar de las metodologías ágiles como sinónimo de transformación cultural e innovación en los procesos de trabajo dentro de las empresas.
En las empresas, a menudo nos topamos con clientes (finales o intermedios) que demandan soluciones y productos minuciosos que satisfagan sus deseos y cubran sus necesidades, bajo severas peticiones. Por supuesto, todo ello con la mayor brevedad de tiempo posible, lo que implica el acortamiento de los plazos de entrega del producto y de prestación de servicios. Es lógico, pues la competencia es agresiva, los cambios se suceden con naturalidad, la impaciencia es ya un rasgo muy común entre las personas y… ¡el tiempo es oro!
AGILE O METODOLOGÍAS ÁGILES
En este contexto, es donde adquiere relevancia y entran en juego las metodologías ágiles. De forma resumida, “Agile” es una filosofía de trabajo que implica nuevas formas de organización y de trabajo, centrándose no sólo en cómo llevamos a cabo un proceso de trabajo sino también en el valor que estamos aportando al cliente durante el mismo, y poniendo énfasis en los equipos de personas y su autogestión. Se pretende eliminar aquellas actividades o acciones que contribuyen en menor medida a proporcionar valor al cliente.
Partiendo de que los elementos más preciados por el cliente en su relación comercial con una empresa son la rapidez en la entrega y altos estándares de calidad del producto o servicio, la implantación de este nuevo método de trabajo dota a la organización de agilidad para responder a los constantes cambios del entorno y de flexibilidad para adaptarse rápidamente, reduciendo con ello los tiempos de trabajo y los períodos de entrega. Ante nuevas modificaciones solicitadas por el cliente, cambios legislativos o situaciones impensables como es una repentina pandemia mundial, hay que actuar a tiempo y de forma exitosa; Agile ha nacido para lograrlo.
¿CÓMO FUNCIONAN LAS METODOLOGÍAS ÁGILES?
Existen múltiples metodologías de trabajo consideradas ágiles. Las más comunes son “SCRUM”, “KANBAN”, “LEAN” y “XP”. Por lo general, consisten en dividir el producto o servicio en pequeñas partes, para ir trabajando sobre cada una de ellas de forma íntegra. Esto permite dotar de mayor calidad al producto, introducir modificaciones en tiempo, revisar constantemente su funcionamiento, corregir errores a una mayor velocidad y mejorar continuamente el servicio proporcionado, ya sea durante el desarrollo del proyecto como en el momento de la entrega al cliente.
Aunque varían según el método usado, las herramientas más recurridas para organizar los procesos de trabajo y los equipos son unos tableros o pizarras, en los que se dibujan una serie de columnas correspondientes a los pasos a llevar a cabo en la confección de un proyecto. Se rellenan con notas adhesivas en función de las acciones por realizar o ya hechas. Seguramente, con esta imagen tan característica de los métodos ágiles puedas hacerte una mejor idea.
¿CÓMO PONER EN MARCHA UNA METODOLOGÍA ÁGIL DE TRABAJO?
Ahora bien, acomodar esta filosofía en la empresa no es tarea fácil, pues su instauración ha de ir acompañada de un profundo cambio cultural organizativo y del compromiso de unos trabajadores ya acostumbrados a otras formas de trabajo menos innovadoras.
Si lo permite la actividad y la estructura organizativa de nuestra empresa, lo ideal sería implantar Agile en cada uno de los departamentos de trabajo. Es frecuente, también, que algunos de ellos trabajen bajo sistemas ágiles mientras que otros aún no lo hagan.
Tanto si pretendemos implantar Agile en nuestro departamento de recursos humanos como si nuestra misión es extenderlo a otros de la compañía, podríamos comenzar difundiendo esta idea entre todos los miembros involucrados, inculcando con píldoras formativas los orígenes de Agile, el funcionamiento de la metodología ágil a la que se recurrirá (SCRUM, KANBAN…), las herramientas utilizadas y los efectos que se pretenden conseguir con su puesta en marcha. Todo ello con el fin de que se le conceda el sentido y la importancia que tiene para la productividad de la empresa. En este punto, importante destacar la efectividad de hacerlo mediante un estilo de liderazgo transformacional.
Es más, existe programas formativos específicos en materia de metodologías ágiles que proveen a los participantes de los conocimientos del “Manifiesto Ágil”, de sus 12 principios, y de las prácticas necesarias para contribuir a su aplicación en el equipo de trabajo. De nuevo, próximamente en Brandty colaboraremos con profesionales y expertos/as para difundir másteres, cursos y sesiones sobre técnicas ágiles (contáctanos si te interesa!).
BENEFICIOS DE LAS TÉCNICAS AGILE
En conclusión, aunque su asentamiento puede ser un proceso lento por la transformación cultural que implica, Agile proporciona celeridad en nuestros procesos de trabajo, calidad en nuestros productos o servicios, aumenta la motivación e implicación de los empleados al sentirse una parte esencial del proyecto y, sobre todo, se traduce en una mayor productividad y en mejores resultados para nuestra empresa.
Si te atrae este nuevo concepto y te gustaría profundizar más, ponemos a tu disposición de forma gratuita el ebook “METODOLOGÍAS ÁGILES EN EL ÁREA DE GESTIÓN DE PERSONAS”, de nuestra compañera Dulce Vicente, para comprender mejor los orígenes de Agile y la dinámica de algunos métodos (como SCRUM y KANBAN), con imágenes y diferentes ejemplos.
Brandty se ha sumado a esta filosofía. Confiamos en el método y ya estamos con los preparativos para aplicar Agile en nuestro equipo. ¡Queremos ofrecerte valor!
Sandra Prieto Gómez
Consultora de Selección y Talento en Brandty.